Vs
Estuvimos
muy acertados en la última clase de Educación y Deporte al pensar que la liga
era rojiblanca y la décima pertenecía al Real Madrid. Sin duda el partido de la
Final de Champions era solo apto para corazones fuertes.
La cantidad
de aficionados de los dos equipos y el desplazamiento de unidades de medios de
comunicación fué algo espectacular, y es que no era para menos ya que nunca se
había producido una final europea entre dos equipos de la misma ciudad.
En Madrid se
respiraba un ambiente tenso los días anteriores al partido y la rivalidad entre
las aficiones se podía palpar en el aire. La ciudad quedo paralizada la noche
del sábado 24 entre las nueve menos cuarto
y las once, todo el mundo estaba pendiente del acontecimiento y también servía
como una excusa más para reunirse con familiares o amigos, eso sí, cada uno se
decantaba por su equipo y no
existía la objetividad.
El Real
Madrid se hizo con la décima en un partido que parecía escrito por el mejor
guionista televisivo para aumentar la cuota de pantalla. Cuando ya daba la
sensación de que el Atlético se hacía con el título, llegó el empate en el último minuto.
Si el final
de Champions ya tenía todos los ingredientes para el colosal éxito de
audiencias, el golpe de efecto del Real Madrid impulsó la tensión. En total,
11.033.000 espectadores de media vieron el encuentro, lo que se convierte en
una abrumadora cuota de pantalla del 62,1 por ciento.
El Atlético
tocó la Copa de Europa casi una hora, con un gol de Diego Godín, en un fallo en
la salida de Iker Casillas; hasta el minuto 93, cuando se cumplía el tercero de
los cinco del tiempo añadido, el Real Madrid sentía que era su última ocasión y
Ramos forzó la prórroga de cabeza, un gol que levantó al conjunto blanco para
ser campeón después. Se produjo el final más cruel para el club rojiblanco y más feliz para un
Real Madrid que ya tiene su décima Copa de Europa, sentenciada con un gol de
Bale, Marcelo y otro de Cristiano de penalti.
Es
indiscutible la gran temporada que ha realizado el Atlético, digna de aplauso. Sin
embargo se sabe a ciencia cierta que su lucha por alzarse con el título europeo
no cesará, aunque este año no pudo ser.
Una vez
acabado el encuentro, todos los aficionados del Real Madrid llenos de júbilo
contagioso, cogieron las bufandas y banderas de sus casas y se lanzaron a la
calle sin pensárselo dos veces. Por todos los rincones de España se llenaban
las fuentes madridistas de orgullo blanco, pero sobre todo en la capital, donde
miles y miles de personas se agolpaban en las inmediaciones de la Diosa Cibeles
sin que una sola garganta parara de animar al equipo de sus amores. Hasta que
llegaron ellos, lo héroes, los artífices materiales de que el sueño de la
décima se cumpliera por fin.